Retomamos nuestra actividad con un
tema típicamente veraniego: las playas.
Fundamentado en determinadas peticiones recibidas de ciudadanos
atropellos en sus derechos, ha considerado que las islas y las zonas costeras
mediterráneas de España han sufrido una destrucción masiva en la última década.
El cemento y el hormigón han saturado esas regiones de tal forma que han
afectado no sólo al frágil medio ambiente costero, la mayor parte del cual está
nominalmente protegido en virtud de la Directivas sobre hábitats /Natura 2000 y
aves, como ha ocurrido en casos de urbanizaciones en el Cabo de Gata y Murcia,
sino también a la actividad social y cultural de muchas zonas. Eso constituye una pérdida trágica e irreparable
de su identidad y legado culturales, así como de su integridad medioambiental.
Todo ello, se produce principalmente por la avaricia y la conducta especulativa
de algunas autoridades locales y miembros del sector de la construcción que han
conseguido sacar beneficios masivos de estas actividades, la mayoría de los
cuales se han exportado,
Es de sobra sabido que el turismo en España es una industria que no se va a acabar nunca. Todos saben
que tenemos los mejores precios, las mejores playas, el personal más
amable, y las instituciones más
comprometidas del mundo entero con el medio ambiente.
Basta recordar a nuestra “flamante” industria de la construcción que
ha "alicatado hasta el techo” toda la costa española. No sólo lo dice nuestra
pujanza económica sino que el mismo Parlamento Europeo (en adelante PE) se ha
pronunciado con una Resolución de 26 de
marzo de 2009, sobre el impacto de la urbanización extensiva en España en los derechos
individuales de los ciudadanos europeos, el medio ambiente y la aplicación del
Derecho comunitario.