El once de marzo de 2004, los atentados terroristas de
Madrid causaron 192 muertos y 1.430 heridos. Estas cifras sólo representan las
víctimas directas de los trenes cargados de viajeros que se dirigían hacia
Madrid en hora punta laboral.
Además, hay que reconocer que los daños podrían haber sido
mucho más dolorosos. En efecto, estos tres trenes debían efectuar su entrada
más o menos al mismo tiempo, sobre las siete y media de la mañana. El objetivo
era mucho más agresivo ya que se pretendía provocar una estampida homicida
seguida del hundimiento del techo de la estación de Atocha.
A pesar de la falta de coincidencia horaria, las
consecuencias de las explosiones fueron trágicas. A estas víctimas directas de
los trenes, hay que sumar la muerte de un policía en Leganés. Rodeados por la
policía, los terroristas se inmolaron haciendo explotar todo su arsenal. El
apartamento en el que se refugiaron quedó literalmente vaciado por la onda
expansiva de los explosivos.
Ese día, el gobierno del Partido Popular, a la sazón en
funciones por las elecciones generales, ocultó la verdad a los españoles. Dijo que
ETA era la responsable. En pleno siglo
XXI, en la era de Internet, inició una ridícula ofensiva mediática con la
finalidad de apaciguar el posible voto de castigo de los votantes. En efecto,
el 14 de marzo de 2011, se debía proceder a la elección del nuevo Congreso de
los Diputados y de los senadores de elección directa.