¿Qué relación tiene el mercado turístico con el modelo de ciudad?
A esta pregunta, responde este vídeo con una exposición de los pros y los contras de convertir el barrio viejo de la Ciudad de Barcelona, denominado "Ciutat Vella". Los vecinos se quejan de vivir en un "parque temático" que les impide disfrutar de su barrio.
Sin embargo, esto no ocurre por casualidad.
Responde a un plan, concretamente el Plan
estratégico de la ciudad de Barcelona. Este plan consta de unos principios
inspiradores y a los diversos criterios y puntos de partida. Teóricamente,
orienta su compromiso a partir de dos grandes objetivos de trabajo, que se
concentran en:
- Favorecer la mejora de la actividad turística en la ciudad de Barcelona.
- Mejorar el encaje del turismo en la ciudad.
- Favorecer la mejora de la actividad turística en la ciudad de Barcelona.
- Mejorar el encaje del turismo en la ciudad.
Para lograr
los objetivos propuestos, el Plan se centra en cuatro grandes propósitos:
-
Determinar los impactos y efectos que la actividad turística genera en la
ciudad, teniendo en cuenta sus diferentes manifestaciones, tanto cualitativas
como cuantitativas.
-
Reflexionar sobre el modelo de turismo en la ciudad.
-
Enmarcar el desarrollo turístico de la ciudad de Barcelona en la línea del
crecimiento sostenible.
-
Implicar positivamente a la ciudadanía en el proyecto turístico de la ciudad.
Por lo tanto, los problemas actuales de “Ciutat
Vella” no son casuales. Responden a la presión que ejerce del mercado turístico
en todo su esplendor.
Todo el cambio de la ciudad se inicia con los JuegosOlímpicos del 92. La inversión pública provino de las diferentes
administraciones, Estado, Comunidad, Diputación y el propio ayuntamiento.
Debidamente canalizado, aquel proyecto olímpico favoreció la proyección
internacional de la imagen de Barcelona. De hecho, el plan estratégico de la
ciudad de Barcelona era bastante más avanzado que el de la capital de España.
Madrid apostaba por un diseño cutre muy en la línea de “Madrid, centro de las
provincias”. Aquel diseño bastante cateto consiguió su objetivo. Dejar la
capital con una imagen aletargada, sin ninguna propuesta interesante. Por su parte, Barcelona apostaba
con su conexión con el gran polo de desarrollo europeo, acercando la actividad
industrial alemana, a través de la ciudad francesa de Lyon.
En el plano turístico, Barcelona apostaba por
situarse entre las grandes urbes europeas. La marca Barcelona 92 era el primer
escalón de un proyecto de ciudad adaptada a los mercados emergentes. En ese
proyecto, también participa el Futbol Club Barcelona, cuya actividad deportiva ha
sido un auténtico foco de atracción, socio interesado de la ciudad de
Barcelona.
Para articular ese crecimiento turístico, nacía el
Consorcio Turisme de Barcelona, fruto de un acuerdo entre el sector público y
privado de la ciudad. Este ente ha permitido que la amplia oferta hotelera, de
servicios y nuevas infraestructuras de la ciudad se rentabilicen y mejoren con
el paso del tiempo.
Por lo tanto, el crecimiento turístico de Barcelona
ha seguido un ritmo verdaderamente ascendente, especializando y diversificando
cada vez más su oferta y demanda. De hecho, se puede decir que ha cumplido su
objetivo ya que la ciudad de Barcelona se encuentra entre los principales
destinos internacionales de turismo urbano.
Sin embargo, es cierto que el turismo también tiene
efectos negativos. De hecho, la posición
geográfica de los barrios más cercanos al puerto les hace particularmente
atractivos para la especulación. A los
vecinos afectos, no les resulta atractiva la mejora económica de la ciudad. Se
vuelve al clásico debate sobre el reparto de la riqueza generada. Una persona
está desempleada que viva en un piso sin servicios públicos próximos, no puede
aceptar con alegría las molestias que
produce un grupo de jóvenes inquilinos de un piso turístico. Sin para mayor
insulto a la convivencia, éstos no respetan las normas básicas de urbanidad, el
barcelonés afectado no puede compartir el objetivo del Plan Estratégico: el
turismo es bueno para la ciudad.
Por lo tanto, es necesario que la Administración
intervenga. No basta con tres parejas de policías locales visitando portales
para descubrir pisos turísticos ilegales. Por cierto, la asociación de vecinos
tiene perfecto conocimiento de su ubicación. Es preciso que los vecinos
participen de esa riqueza generada. El reparto pasa por la drástica reducción de los
niveles de paro en ese barrio. Las viviendas deben ser mejoradas con una rehabilitación
integral que no consista sólo en la instalación de ascensores en todos los
portales. Una mejora en la calidad y cantidad de servicios públicos del barrio
reduciría la presión que empuja la salida de los habitantes del barrio. En
efecto, se percibe una acentuada humillación sobre los vecinos del barrio. La
especulación urbanística permita la compra de viviendas o solares en zonas
urbanísticamente en alza a precios irrisorios, muy por debajo del precio de
mercado. Es decir, son comportamientos cercanos al acoso inmobiliario cuya finalidad
sería el enriquecimiento torticero de una minoría de desaprensivos acosadores.
El turismo en Barcelona ha generado unos efectos
positivos muy importantes; la proyección y reconocimiento internacional de la
imagen de la ciudad; el dinamismo económico y empresarial; la generación de
ocupación, crecimiento y diversificación de puestos de trabajo; la
revitalización de los sectores culturales, de ocio y tiempo libre. Sin embargo,
estos efectos quedaran constantemente cuestionados si los vecinos directamente
afectados no participan de esos mismos efectos, para ellos, particularmente
negativos.
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