viernes, 16 de noviembre de 2012

La inmigración no es delincuencia

Fiel a la línea de este blog, trataré un tema que es de plena incidencia en el vida local: la inmigración. En efecto, las macrocifras que manejan los gobiernos centrales tienen su reflejo inmediato en la vida municipal. Allí es donde se traducen las decisiones administrativas del Gobierno de la Nación en hechos de la vida cotidiana local. La convivencia entre personas supone intercambio de modelos de vida, familia, costumbres religiosas,,,

Una de esas manifestaciones más extrema es la xenofobia, el odio al extranjero. Nuestro país ya tuvo su primer gran episodio racista el 13 de noviembre de 1992 en Aravaca, un barrio de Madrid. Aquel día, murió asesinada Lucrecia Pérez, una inmigrante dominicana recién llegada a España.  Un mes antes, cuando llegó, fue a trabajar como asistente interna en una casa. Al venir de un país pobre, se vio desbordada por el trabajo. En su momento, la empleadora quien la  despidió recalcaba que no sabía lo que era un grifo, un baño o un ascensor.  Fruto de ese despido, se encontró en la calle tuviendo que refugiarse, para dormir bajo techo, en una antigua discoteca abandonada Four Roses. El resto ya forma parte de los hechos probados de la sentencia judicial del año 2001 que condenó a los cuatro asaltantes que disiparon y mataron a Lucrecia.

Todo ello ocurrió en el año de las Olimpiadas de Barcelona y de la Exposición Universal de Sevilla. La necesidad de mano de obra para semejantes obras supuso que los extranjeros con residencia legal alcanzara la cifra de 550.000, la mitad de los cuales procedían de Europa. El resto, eran mayoritariamente suramericanos y africanos. Diferentes ONG calculaban que otros 300.000 extranjeros se encontraban en situación irregular. Como consecuencia de tal desastre adminstrativo, el Gobierno Central inició un proceso de regularización que culminó con la entrega de documentación legal para 110.000 extranjeros.

Ante de abordar su incidencia en cualquier municipio y para evitar dudas al respecto, recalcaré que los términos inmigración y delincuencia no son sinónimos. A menudo, oímos frases comunes del tipo: yo no soy racista pero.....
Mal. Es un error de planteamiento que conviene explicar. Esa expresión no debe oírse sin respuesta. Toda manifestación de la libertad de expresión no debe aceptarse sin debate. En democracia, cualquier ser humano tiene derecho a expresar su opinión pero eso no significa aceptar cualquier exabrupto para elevarlo a la categoría de sesuda reflexión.

Detrás de esta afirmación, subyace tanto la xenofobia como el racismo. Ambos planteamientos demuestran un profundo desconocimiento.

Filosóficamente, hay que negar que todos los inmigrantes sean unos delincuentes. No son términos sinónimos. Ni siquiera su corolario simplista tampoco lo es. Muchos delincuentes son inmigrantes. El término "muchos" tampoco sirve para objetivar la visibilidad de los extranjeros ya que muchos españoles son delincuentes. La realidad numérica es que España tiene una alta tasa de personas en privadas de libertad cumpliendo condena en las cárceles. A este tema, me referiré en días futuros.

Gran parte de esta entrada de blog se basa en informaciones contrastadas con relación a la inmigración. De ahí que utilice varios estudios para explicar el fenómeno de las migraciones humanas tanto hacia España como desde España. Cuando así sea necesario, citaré ejemplos referidos a Francia, nuestro vecino con larga tradición de tierra de acogida y asilo. En el manejo de conceptos, opondré los conceptos en relación con el territorio. Por una parte, hablaré de españoles o autóctonos. De otra, hablaré de extranjeros. Huelga decir que no pretendo ni dividir ni menospreciar. Únicamente, pretendo utilizar sustantivos que me permitan explicar conceptos.

Inmigración: migraciones hacia España
En el capítulo de entradas al país, se comprueba que desde 1995 hasta la fecha,  el porcentaje de inmigración ha aumentado 6 veces más deprisa en España que en Francia. Veamos cifras. Francia es uno de los países europeos que recibe menos extranjeros, alrededor 100.000 nuevos residentes al año. Su boom de inmigración se produjo entre el final de la Segunda Mundial, en 1945, y la crisis del petróleo en 1975. Hoy en día, el porcentaje de inmigración se mantiene invariable. Por el contrario, Noruega, Italia y España, países de gran desarrollo posterior, tienen un porcentaje de inmigrantes más de dos veces superior al francés.

La inmigración tiene un  impacto social positivo
La inmigración contribuye al rejuvenecimiento de la pirámide de población en España. Para numerosos municipios, estos nuevos vecinos, empadronados o no, han contribuido al rejuvenecimiento indispensable de la población. Al ser más jóvenes y con una percepción del éxito a través del consumo, tienen un mayor dinamismo económico y social. Desde la genética, también se insiste en los efectos beneficiosos con la mezcla de genes. A menudo, en numerosos municipios del interior, la voluntad descarada de incrementar las tierras familiares de cultivo y no disgregarlas se ha manifestado a través de matrimonios del mismo municipio, practicamente parientes desde la óptica de la combinación genética.

Reducción del gasto público
Al contrario de los prejuicios típicos, la inmigración aporta a las finanzas públicas.  Un inmigrante no tiene la red social y familiar que posee un nacional español. Siempre se ve abocado a aceptar trabajos de peor categoría. Por ende, confía en el Estado para su salud, su educación y su jubilación.  Como a menudo, sus países de origen carecen de una red de servicios públicos que garantizan su calidad de vida, confía más en el sistema institucional y administrativo de nuestro país.
En un estudio francés, se demuestra, en un escenario de inmigración cero, la necesidad de financiación de la seguridad social en el horizonte del 2050 debería pasar del 3% del PIB al 4,3%. De hecho, en 2007, el comité francés de orientación para la jubilación (COR), demostraba que la llegada de 50.000 nuevos inmigrantes por año permitía reducir en 0,5punto el déficit de las jubilaciones.

Mejora de la financiación de la protección social. 
Al ser más jóvenes, los trabajadores inmigrantes contribuyen muy positivamente con nuestro sistema social. En dos sectores muy deficitarios (sistema de pensiones y sistema de seguridad social), nuestros extranjeros efectúan más aportaciones económicos al sistema que gastos producen. 

Incidencia sobre el mercado laboral.
Por otra parte, la presencia de inmigrantes en el mercado del trabajo supone un incremento salarial para los nacionales. Así lo demuestra el estudio realizado por Javier Ortega (investigador en la London School of Economics) y Gregory Verdugo (Banco de Francia), para el período 1962-1999, en Francia. Concluyen su informe estableciendo que un crecimiento del 10% de la inmigración provocaba un incremento salarial del orden de un 3 % del salario de los nacionales. En la construcción, cualquier español podía llegar a ser nombrado encargado de obra por el simple hecho de ser nacional. Su valor añadido para el puesto residó en recibir las órdenes del arquitecto y traducirlas en sonidos inteligibles para los peones recién llegados de su país de origen. El impacto de esta situación está sobradamente detallado en los estadisticas de accidentes laborales.

Además, los inmigrantes son también consumidores. Crean una demanda suplementaria y por lo tanto, empleo. Antes del hundimiento del mercado laboral, fueron grandes compradores de viviendas de segunda mano situadas en los centros urabanos de nuestras ciudades.

 EMIGRACIÓN: MIGRACIONES DESDE ESPAÑA
Consecuencia del hundimiento del mercado laboral, en tendencia ascendente para superar el 25% de paro, los españoles hemos decidido recuperar una tradición de país pobre: la emigración. 

El primer objetivo actual: Alemania
Para ellos, nuestra emigración es su inmigración. Ha avanzado hasta el 15% en el primer semestre en relación con el mismo período del año anterior, fundamentalmente por la llegada de ciudadanos españoles y griegos, fuertemente  impactados por la crisis económica.

Aún con 89.000 ciudadanos, Polonia sigue siendo el principal fuente de inmigración, según el Instituto de Estadística alemán. Alarmantes para las autoridades alemanas, las llegadas provenientes de Grecia han aumentado más del 78% y las de España y Portugal, en más del 53%.  Sin embargo, las previsiones se anuncian preocupantes. Alemania podría dejar de ser un lugar con alta capacidad de absorción. Siguiendo las predicciones de ralentización económica,  se confirma que ocurrirá en el último trimestre del año, después de un crecimiento del 0,2% en el tercer trimestre.

En resumen, está claro que 501.000 extranjeros han elegido instalarse en Alemania durante los seis primeros meses de 2012, es decir 66.000 más con respecto al primer trimestre 2011. Las estadísticas prueban que hubo 318.000 salidas durante el mismo período. El saldo positivo se sitúa en 182.000, un incremento del 35%.

Adopción internacional
Como manifestación más delicada del intercambio cultural, se encuentra la adopción de niños y niñas de otros lugares del mundo. Un país que entrega su infancia en adopción sabe perfectamente que pierde a su capital más valioso. Sin embargo, esta situación se hace porque el país de origen del pequeño no tiene posibilidades de destinar recursos a su infancia más desprotegida. El ejemplo recurrente es Corea del Sur. En los años 1950, tuvo que recurrir a la adopción internacional para paliar las penurias de su población. Hoy, desde la potencia económica emergente, tiene un programa para fortalecer los lazos entre su infancia adoptada y su país de origen.
Cuando la infancia adoptada llega a nuestro país, se convierte en nuestra infancia, sin importar su lugar de nacimiento, raza, sexo. Por lo tanto, mal habría de tolerarse situaciones que produzcan ciudadanos de primera clase  y ciudadanos de segunda clase.

CONCLUSIÓN
Convendría reconocer que los prejuicios que se manejan sobre los extranjeros que viven entre nosotros pueden ser aplicar a nuestros hijos que han tenido que marcharse al extranjero porque España no es capaz de cumplir con su función: Dar un progreso de futuro personal a cuantos quieran participar de nuestro proyecto común de país.

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