Un año más, se ha celebrado un acto de homenaje en recuerdo de los abogados
de Comisiones Obreras asesinados en el atentado sufrido en el despacho
laboralista de la calle Atocha, 55, el 24 de enero de 1977.
Este año, el acto central consistió en una ofrenda de coronas, en la Plaza
de Antón Martín, frente al número 55 de la calle Atocha 55 y al lado del
monumento “El Abrazo” de Juan Genovés.
Tras el sepulcral minuto de silencio, se han celebrado diversos parlamentos
a cargo del sindicato Comisiones Obreras, el Partido Comunista de Madrid y el
Colegio de Abogados de Madrid.
Siempre, es especialmente triste tener que recordar a personas asesinadas
por el terrorismo. Cierto es que nuestro país ha sido azotado por bandas terroristas
de distinto signo. En los albores de la democracia, confluyeron el GRAPO maoísta GRAPO (en el mismo mes responsable de la muerte de dos guardias civiles y un policía
nacional) , ETA (responsable de 28 muertos en 1977) y el
Batallón vasco-español.
En este atentado del 24 de enero de 1977, un grupo de pistoleros de extrema
derecha irrumpió en el despacho y disparó contra las nueve personas que se
encontraban allí. Asesinaron a los abogados Javier Sauquillo Pérez del
Arco, Luis Javier Benavides Orgaz, Enrique Valdelvira Ibáñez, Serafín Holgado
de Antonio y al sindicalista Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente
heridos: Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, María Dolores González Ruiz, Luis
Ramos Pardo y Miguel Sarabia Gil.
Además de representar una muestra evidente del desprecio hacia la vida de
las personas, estos asesinatos fueron una agresión a unos abogados activamente
comprometidos con la sociedad por la libertad, la justicia y la igualdad.
Por ello, una de las intervinientes en el acto de este año, Sonia Gumpert, presidente
del Colegio de Abogados de Madrid recordó que, hacía unos días, se había revivido
la conmoción y el dolor de la violencia extrema, en circunstancias
inquietantemente similares a las del atentado de Atocha, con el brutal ataque
al semanario francés Charlie Hebdo.
En sus palabras también resaltó la necesidad de seguir luchando por la defensa
de la libertad para hacer posible una convivencia pacífica y democrática de
todas las personas, ideologías y creencias; preservando y respetando al
tiempo la enriquecedora diversidad de nuestra actual sociedad global”
Por último, Sonia Gumpert se refirió a la deuda que la abogacía tenía con los
compañeros asesinados, reivindicando de nuestros legisladores e instituciones, el
total y absoluto respeto a nuestros derechos y libertadas que hoy se revisan y
administran a la baja, con la excusa de servir a nuestra seguridad.
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